martes, 20 de noviembre de 2007

Hipodamos


Cuando la eternidad se harte de continuar
su caminar sobre este valle
de espejos rotos y trozos de melancolía
regada - como hongos putrefactos - por doquier
aún seguiré de pie
esperando la llegada de los momentos
que mantenían incorrupto mi ser.

No necesitaré más imágenes inconclusas de un ayer que nunca fue,
ni desearé estar acurrucado en los brazos de Venus
completando fragmentos de estrellas estrelladas
alisando las nubes que forman constelaciones diurnas
imponiendo un nuevo porque al orden del caos.

Después que el cielo imponga su marca en los hombres de mala fe
yo, transmutado en Perseo, devorare las Gorgonas de terciopelo
que habitan los rincones perdidos de mi mente
e intentaré desterrar al mismo Edén
a todos los seres nocturnos que pueblan mis amaneceres.

Mi batalla no la perderé en manos de un hijo de Tetis
y continuaré domando caballos hasta que el sol se extinga.