jueves, 16 de abril de 2009

Camino, caminó, camino



Esta vez puedo tenderme al sol y disfrutar del atardecer.

No he parado ni un instante de decirme al oído que esta vez las cartas salieron a mi favor, se que el camino llego a su final. El viaje ha concluido.

Necesité que la vida me pateara hasta el hartazgo para sucumbir a la razón, es imposible continuar sumergido en el fango solo por gusto, solo por estar, no puedo permitirme que todo lo que he ganado se desintegre ante mis ojos, ya no, no otra vez.

Podría mentirme, sugerirme que pude evitar el naufragio, evitar el huracán, mas mi paciencia, mi esperanza y mi razón me escupen en la cara que ya no, no quiero salvar las naves, quiero que el futuro me embista de una vez por todas y desintegre mi pasión en millones de fragmentos.

Quiero que me estalle el corazón, que mi piel se derrita de una vez por todas, necesito consumirme por completo, convertirme en casi cosmos para que de esa gran nada surja feroz y radiante, mi ave de fuego.

Ave fénix que iluminara el cielo de mis noches infinitamente, seré testigo de mi propia resurrección sin haber transitado por el valle de los muertos, sin haber andado esta vez, descalzo y bajo la lluvia.


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