martes, 1 de enero de 2008

Comienza un año menos


Hay que iniciar de nuevo el camino ya andado, reagrupar los ejércitos, redireccionar las armas, planear una estrategia nueva, y seguir.

Como cada inicio de año estoy lleno de planes, ideas, ganas, propósitos; pero sobre todo estoy lleno de hastío, de miedos, de incontables pensamientos que solo generan en una gran masa de irreconocibles alimañas que me internan en sus entrañas y no me permiten respirar, porque me aterra extraviarme del camino que me he planteado.

Tengo meses planteándome el escribir diario y no lo consigo, en leer más de 30 libros al año (actualmente he de estar leyendo 20), en dejar de vivir para trabajar, en largarme de este plano, encontrarme conmigo mismo del otro lado del espejo, regresar al punto donde extravié mi infancia y me convertí en adulto, reconciliarme con mis fantasmas, y un larguísimo etcétera.


Necesitare unas grandes dosis de adrenalina, valium, cigarros, cigarrillos mágicos, polvos mágicos, endorfinas, psicotrópicos y demás reactivos para la imaginación que logren encerrarme en la esfera de noche en donde me escapo cuando puedo ser creativo.

Intentaré cumplir mi palabra de ser un mejor ser humano sin dejar de lado el ser distinto al resto de los mortales, intentaré convertirme en el gran artista que pretendo y coronarme como el gran amante que he deseado, porque tengo que conseguir millones de cosas (y de pesos) para poder realizar los sueños que me han bombardeado desde que era un infante.


Continuare en esta extraña mezcla de idas y venidas para llenar al vacío que existe entre generaciones, arrancaré los sueños de poeta y los exprimiré con un poco de whisky (del que traigo en las venas) para hacer una bebida para el alma, alimento de hadas y desecho de musas, para iluminar mis andanzas con velas rojas y negras por el valle de desesperación que me atrae por las madrugadas en que el insomnio se apodera de mis ojos.


Propósitos sin cumplir, de eso esta lleno el calendario de mi vida, ideas descompuestas por un grado de cordura que no me deja respirar, la locura es el mejor estado del ser, Utrillo lo inmortalizó en una pintura y ahora lo pongo por escrito, la locura del ser evita el estar, afortunadamente.

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